La planificación anticipada de decisiones en la atención a personas con enfermedad mental
Características
El proceso de planificación anticipada de decisiones debe ser la expresión de la autonomía de la persona que lo realiza. Esto implica que debe ser:
Voluntario
Aunque el ofrecimiento de iniciar procesos de planificación anticipada de decisiones es una tarea que nos corresponde como profesionales, la decisión de aceptar dicho ofrecimiento es totalmente libre y voluntaria.
Las personas no tienen obligación de hacer planificación anticipada de decisiones por mucho que sea obligación de los y las profesionales el ofrecérsela reiteradamente.
Es importante que en el proceso de planificación anticipada de decisiones la persona se sienta totalmente libre para decir o no decir, para hablar o callar, para abordar unos temas y evitar otros.
La función como profesional es facilitar, guiar y apoyar el proceso. Se trata de aclarar los deseos, preferencias y valores de la persona como paciente, en ningún caso de imponerle los de los demás, ni los de la familia, ni los de su representante, ni por supuesto, los nuestros como profesionales.
Informado. La persona debe ser informada acerca de:
Los objetivos, límites y consecuencias que se derivan de un proceso de planificación anticipada de decisiones.
De la manera en que será registrado el documento de planificación anticipada de decisiones.
El uso que se hará del documento de planificación anticipada de decisiones.
Capaz
Uno de los objetivos principales de los procesos de planificación anticipada de decisiones es preparar a las personas participantes (paciente, familiares y profesionales) para el momento en que la persona no pueda decidir por sí misma. Pero a la hora de realizar el proceso la persona tiene que tener capacidad suficiente para decidir. No es posible hacer procesos de planificación anticipada de decisiones, por ejemplo, con una persona con demencia muy avanzada, porque en ese momento ya no tendrá capacidad para decidir qué quiere que se haga con ella en el futuro.
De ahí la importancia de iniciar tempranamente los procesos de planificación anticipada de decisiones y no esperar a que el deterioro de la persona enferma sea tal que la propia capacidad para decidir esté ya mermada.
Los mismos criterios que se utilizan para determinar cuándo una persona es incapaz, son los que deben aplicarse para saber si una persona está o no en condiciones de hacer un proceso de planificación anticipada de decisiones.
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