Un reforzador positivo es un evento o consecuencia que, cuando se presenta inmediatamente después de una conducta, provoca que ésta aumente su frecuencia.
La utilización del refuerzo positivo tiene que ser consistente, inmediata y contingente a la conducta que se quiera incrementar. El reforzamiento positivo establece que, si en una situación determinada, una persona hace algo que se sigue de un reforzador positivo, es más probable que esa conducta aumente.
Los reforzadores no son universales ni automáticos, es necesario buscar aquéllos que son significativos para cada alumno. Para ello, es fundamental identificar qué reforzadores son los más valorados por el alumno, si bien, con carácter general, se pueden utilizar: