El recorrido de la recuperación es relacional, pues la respuesta de cuidado surge también dentro de dichas relaciones, de manera que la estructura grupal puede proponerse como área terapéutica sustitutiva y correctiva. Los enfoques terapéuticos grupales comparten “una serie de aspectos específicos que los diferencian de otras modalidades de intervención (psicoterapéutica) y confieren al grupo su singularidad y especial importancia en el abordaje del paciente psicótico”.(12) (…)
La psicoterapia de grupo en pacientes graves o los grupos centrados en la tarea de recuperación se definen como aquella forma de terapia que exige un compromiso, una motivación y una colaboración por parte de los pacientes en el trabajo de reestructuración y reorganización del self, recuperando y potenciando las partes sanas del mismo a la vez que tomando conciencia del propio malestar para poderlo afrontar, darle un significado e integrarlo. (…)
A continuación, detallamos cómo los grupos centrados en la tarea de recuperación facilitan el cumplimiento de cinco tareas-clave:
- El grupo constituye un espacio transicional donde el sujeto puede recomponer su capacidad de relación, generalmente perturbada por la concepción que muchos pacientes tienen de las relaciones interpersonales y los mecanismos de evitación, dependencia y grandiosidad que con frecuencia utilizan como modo de adaptación a la realidad. Los espacios grupales en los dispositivos son una posibilidad de experimentar relaciones en una situación de protección en la que la presencia de los otros es menos conflictual y ansiógena. Asimismo, el grupo reproduce el aspecto microsocial de la vida de relación y se convierte en un espacio transicional entre el aislamiento familiar o institucional y la realidad externa.
- La presencia de otros usuarios en los espacios en los que se relatan los esfuerzos y logros en la tarea de recuperación conllevan implícita y explícitamente el mensaje de que la recuperación es posible. La narración de las experiencias singulares de cada uno, la revelación de los sentimientos de minusvalía, rechazo o inferioridad y la posibilidad de que estos pueden ser contrastados y compartidos como experiencias existenciales difíciles y dolorosas ayudan a comprender la realidad y a tolerar las frustraciones inherentes a su relación con el mundo, una empresa compleja y de larga duración.
- La utilización terapéutica de la función especular en los grupos es el factor que más contribuye al reconocimiento de las limitaciones y fortalezas. El aprendizaje interpersonal y el autoconocimiento (aprendizaje intrapersonal) constituyen dos facetas inseparables de un mismo mecanismo de cambio. El proceso de valoración y reconocimiento mutuo entre los integrantes posibilita el incremento de la autoestima.
- Como espacio protegido y seguro, el grupo posibilita explorar aquellas experiencias traumáticas en relación con la enfermedad, así como los miedos frente al reconocimiento de las propias dificultades psicológicas, sin el temor a ser considerado loco. Permite apropiarse de la experiencia de la enfermedad sin quedar subsumido en ella y, gracias al efecto coral del grupo, ayuda a superar las fragmentaciones y los vacíos en los discursos.