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Este informe expone la importancia de apoyar a las familias y las escuelas para construir bases sólidas para la salud mental de los niños, y de ofrecer una ayuda eficaz a cualquier edad ante los primeros signos de dificultad. Con demasiada frecuencia, las oportunidades para ofrecer un apoyo eficaz a los niños y sus familias se están perdiendo. Se pretende proporcionar una visión global de la salud mental entre el nacimiento y los 25 años, poniéndose de manifiesto que existe un retraso medio de una década en el diagnóstico y, por tanto, en recibir ayuda.
Esta década de retraso hace que los problemas se multipliquen y empeoren progresivamente, dando lugar a crisis. Se evidencia que los problemas de salud mental son comunes entre los jóvenes (afectan a uno de cada diez, o un promedio de tres en cada clase), pero que la concienciación es pobre y la mayoría de los intentos de los padres para obtener ayuda no tienen éxito. Esta investigación también ha identificado que algunos niños y los jóvenes se enfrentan a mayores riesgos de problemas de salud mental que los demás: aquellos que han sufrido negligencias y abusos, que son intimidados o que intimidan, y cuyos padres tienen problemas de salud mental. Los grupos con mayores tasas de mala salud mental también incluyen lesbianas, homosexuales y bisexuales jóvenes, los que están en el sistema de justicia juvenil y los que han sido atendidos por las autoridades locales. Se requieren esfuerzos especiales para apoyar a los grupos de mayor riesgo, así como sensibilización y conocimiento sobre la salud mental, entre las familias, las escuelas y los propios jóvenes. Los problemas de salud mental de la infancia pueden proyectar una larga sombra en la vida adulta, sin embargo, también se observa que la mayoría de ellos pueden ser tratados eficazmente, si se proporciona ayuda oportuna y efectiva.