Como se ha indicado, la metodología de “Indagación Apreciativa” se caracteriza por centrarse en los puntos fuertes, en los aspectos positivos de las organizaciones.
Se opta aquí por esta fórmula como alternativa a enfoques más orientados a “resolver problemas”, porque estos últimos, al centrarse en los aspectos negativos, disfuncionales o deficitarios de los servicios, presentan el riesgo de erosionar el ánimo o la disposición de las personas a participar en los procesos de mejora y a adoptar una actitud colaborativa. En cambio, la Indagación Apreciativa, al sustituir el discurso del déficit por un vocabulario más esperanzador y constructivo, es más susceptible de promover una amplia adhesión y participación.
La Indagación Apreciativa parte de la premisa de que en toda organización o grupo hay algo que funciona bien. Se trata de identificar qué es eso que funciona bien y qué es lo que hace que funcione bien con dos finalidades: por un lado, reforzar esos aspectos positivos para extenderlos o mejorarlos mediante el diseño de alternativas creativas que permitan superar los límites de prácticas ya establecidas; por otro, utilizarlos como inspiración y punto de anclaje para idear y construir sobre su base soluciones a aspectos que funcionan peor.