Esta propuesta se enmarca en un modelo de intervención que apuesta por el desarrollo sostenible, entendido como equilibrio e integración entre objetivos sociales, económicos y medioambientales, con vocación de que perduren en el tiempo para hacer frente a nuevas realidades y necesidades sociales.
Según las realidades de cada territorio, unos objetivos pueden tener mayor prioridad sobre otros en cada momento, entendiendo que ha sido una decisión tomada por los actores implicados en este entorno. En cualquier caso, es importante considerar que, a largo plazo, se tendría que encontrar el equilibrio entre las siguientes dimensiones, permanentemente interconectadas:
Estas tres dimensiones no son compartimentos aislados sino que atienden a la complejidade interconexión de la realidad en la cual nos encontramos. Cada una de las dimensiones está estrechamente relacionada transversalmente. Por ejemplo, la salud está presente en la vivienda, los transportes, la cultura, etc. Optar por esta vía implica conocer y reconocer las características de cada territorio y de sus habitantes: las especificidades de su organización social, necesidades, intereses, problemáticas, oportunidades internas, con su correspondiente abordaje particular, pero sin perder la mirada global.
Reunir las dos miradas, la específica y la global, hace necesaria una visión transversal que facilite la articulación tanto entre los diferentes ámbitos o sectores como entre las diferentes escalas de intervención y decisión. El día a día nos está mostrando continuos ejemplos de esta realidad compleja interconectada (p.e. entre salud y cultura de la salud).