(Para trabajar en clave de acompañamiento) es preciso desarrollar un proceso de acercamiento a la cultura de la persona o colectivo con el que se trabaja, es decir, a su manera de entender sus problemáticas, de priorizar sus necesidades o de comprender el mundo, etc. (Arza y Carrón, 2014).Por este motivo hemos considerado necesario incluir un epígrafe específico sobre el desarrollo de competencias interculturales.
El enfoque de la competencia intercultural se refiere al conjunto de conocimientos, actitudes, habilidades y estrategias que facilitan la comunicación entre culturas o cosmovisiones diferentes. Habitualmente es aplicada en contextos de diversidad cultural étnica. Sin embargo, el concepto de cultura es más amplio y no se refiere únicamente al origen étnico o nacional. En nuestro caso, al hablar de competencia intercultural, nos referimos de una manera más global a la manera de facilitar el encuentro entre la visión del mundo de instituciones y profesionales de servicios relacionados con la inclusión social, por un lado, y las diferentes cosmovisiones de las personas usuarias, por el otro.
Como señala Romaní (2002), una intervención social “con pretensiones de efectividad tiene que estar de acuerdo, por lo menos hasta cierto nivel, con la visión del mundo de la gente asistida”. Y continúa añadiendo que, precisamente, la ausencia de estos mundos compartidos dificulta desde las relaciones profesional-persona usuaria hasta el desarrollo de los grandes programas sociales, socio-sanitarios o socio-educativos.