Estrategias para prevenir la aparición de conductas problemáticas en el ámbito residencial mediante el encuadre relacional
La sensibilidad
Responder con sensibilidad es una forma de ayudar a los niños a manejar sus sentimientos y su conducta. Los niños que han vivido situaciones de negligencia y maltrato a menudo han carecido de la experiencia de un cuidador con capacidad para comprender y reconocer sus pensamientos y sus sentimientos. Pueden haberse visto en situaciones en las que ningún adulto estaba disponible para ayudarles a enfrentarse con fuertes sentimientos de ansiedad o desesperanza, o incluso en las que sus cuidadores no sabían regular sus propias emociones y podían culparles por el clima de caos o violencia existente en el hogar.
Ante la falta de un ambiente educativo adecuado, los niños pueden haber ido desarrollando sus propias estrategias para enfrentarse a sentimientos negativos, como reprimirlos internamente, negarlos, usarlos para controlar a los demás, o expresarlos mediante comportamiento disruptivos.
Estas formas de manejar sus emociones forzosamente generan importantes conflictos en la convivencia con los educadores. Es fundamental que estos no se centren en extinguir las conductas disruptivas o tratar de forzar la expresión de sentimientos sin haber alcanzado antes un clima de confianza.
Resulta crucial que los educadores entiendan que un objetivo importante es ayudar a los niños y adolescentes a desarrollar unas nuevas formas de vinculación con los adultos que les cuidan y no tanto a controlar los comportamientos y estar pendientes de incentivarlos o sancionarlos.
En esto consistiría la idea de hacer del acogimiento residencial un ambiente terapéutico, en la capacidad paralograr cambios importantes que afecten al futuro desarrollo del niño y adolescente de una manera significativa sin abordar los aspectos emocionales resultaría una tarea imposible.
Responder con sensibilidad significa:
Prestar mucha atención al significado emocional del comportamiento de los niños.
Comprender los sentimientos que subyacen a conductas de los niños y adolescentes que pueden resultar muy disruptivas.
Superar un enfoque basado en el control de las normas y los comportamientos en la vida cotidiana para centrarse en los significados emocionales de los comportamientos.
Tratar de entender cómo se pueden sentir niños y adolescentes que han pasado por experiencias traumáticas de negligencia y maltrato.
Que los educadores sean conscientes de los sentimientos y emociones que en ellos genera cada niño y adolescente y como los gestionan.
Modelar la empatía en los niños y adolescentes a base de mostrarles las reacciones emocionales que sus conductas provocan en los demás y, en general, enseñarles que las personas que les rodean tienen sus propios sentimientos que deben ser tenidos en cuenta.
Pararse a conversar con los niños sobre sus sentimientos, ayudándoles a ponerles nombre, a localizar de donde surgen y a expresarlos de manera adecuada.
Fuente
Elvira, L., (coord.), et al., Salud mental de menores en acogimiento residencial. Guía para la prevención e intervención en hogares y centros de protección de la Comunidad Autónoma de Extremadura. Badajoz, Junta de Extremadura, 2011, 240 p.
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