Se habla de roles sociales para hacer referencia a comportamientos que vienen definidos por la posición que se asume en una determinada situación social.
Una misma persona, dependiendo de la situación, puede asumir el papel de padre, esposo, hermano, vecino o trabajador. Asumir diferentes roles implica manejar las claves de las situaciones sociales, saber adaptarse a contextos diferentes y asumir diferentes grados de responsabilidad.
En la teoría de la ecología del desarrollo, Bronfenbrenner ya establecía que en la evolución del niño el aprender diferentes roles era un factor de aprendizaje y de crecimiento muy importante. Estudios realizados en el ámbito de la salud mental también sugieren que la diversidad de roles que experimenta una persona es un factor protector, mientras que disponer de un conjunto de roles sociales muy restringido sería un factor de riesgo. (…)
Los educadores tienen el doble trabajo de evitar que la situación en un acogimiento residencial genere una etiqueta o un rol de niño abandonado o maltratado y se sienta estigmatizado socialmente y, por otro lado, aprovechar la utilización de los recursos comunitarios de todo tipo para que los niños experimenten una amplia variedad de roles. Un aspecto muy importante del aprendizaje de diversos roles en diversos contextos es la capacidad para adaptarse a diferentes situaciones de manera flexible. Se trata una habilidad que los niños que han pasado por experiencias familiares adversas tienen muy poco desarrollada.
Elvira, L., (coord.), et al., Salud mental de menores en acogimiento residencial. Guía para la prevención e intervención en hogares y centros de protección de la Comunidad Autónoma de Extremadura. Badajoz, Junta de Extremadura, 2011, 240 p.