Este tipo de respuesta trata fundamentalmente de reforzar la relación personal y la vinculación del educador con el niño o adolescente. Para ello, este tipo de reacciones enfatizan la implicación personal y la disponibilidad para la ayuda. Tiene un efecto de motivación para los menores, en cuanto convierte el afecto de los educadores y su relación personal en algo valioso a conservar. Aunque contiene algunos elementos parecidos a la respuesta empática, esta tiene como objetivo trabajar las emociones de los niños y adolescentes, mientras que la relacional busca estrechar la vinculación afectiva y reforzar el papel de apoyo social del educador.
Elvira, L., (coord.), et al., Salud mental de menores en acogimiento residencial. Guía para la prevención e intervención en hogares y centros de protección de la Comunidad Autónoma de Extremadura. Badajoz, Junta de Extremadura, 2011, 240 p.