El proceso de trabajo a partir de la historia de vida
La duración de las sesiones
Lo ideal es establecer un tiempo específico para cada sesión de en torno a una hora de duración, aunque también en esto conviene ser flexible y adaptarse a las necesidades de cada caso y cada momento a lo largo del trabajo de historia de vida. En algunos casos, aunque se haya cumplido la hora prevista, puede no ser conveniente finalizar la sesión de manera precipitada cuando se están tratando aspectos relevantes para el niño o niña.
En todo caso, la duración de las sesiones va a depender de una serie de factores como la edad del niño/a, su motivación y su concentración durante las sesiones y el tiempo disponible tanto por parte del niño/a como por parte del/la profesional o acogedor/a. En función de la edad, la duración de las sesiones puede variar:
En el caso de niños y niñas más pequeños, de los 3 a los 6-7 años, los encuentros podrán tener una duración menor para mantener su concentración y evitar el cansancio y la distracción.
En el caso de niños/as mayores de 7-8 años, debido al desarrollo de la atención y la memoria, así como el aumento capacidades para el procesamiento de la información, las sesiones podrán prolongarse durante más tiempo.
Explicando al niño o a la niña en qué consiste lo que vamos a hacer y animándolo a contribuir activamente, lo normal es que participe motivado y de buen grado en estas sesiones. No obstante, su interés y su motivación por la actividad pueden variar a lo largo de la sesión y a lo largo del trabajo de historia de vida. Por ello, conviene no cansar a los/las niños/as y, por el contrario, tratar de mantener su interés y su motivación alternando actividades y contenidos. Lo que en ningún caso se podrá hacer es forzarlos, ya que obligarlos puede provocar el rechazo del niño o niña a estos encuentros.
De cualquier manera, debemos tener presente que cada niño/a es diferente como lo son también sus circunstancias. Así, podemos encontrarnos con niños/as que necesiten sesiones más largas en determinados momentos y , en cambio, habrá otros que necesiten sesiones más cortas para irse acostumbrando poco a poco a esta dinámica de trabajo. Nuevamente, la clave es la flexibilidad y la capacidad para adaptarnos a las necesidades y circunstancias de cada niño o niña a lo largo del trabajo de historia de vida.
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