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El impacto de la violencia de género en el bienestar de los/as menores

Roles que adoptan los/las menores respecto a sus progenitores

En base a las posturas que pueden adoptar los niños y niñas, los procesos que median en su respuesta, y los recursos personales que posean hacen que los niños y niñas puedan asumir diferentes roles que posteriormente guiarán nuestras líneas de intervención:

  • Rol cuidadora o cuidador
    • La niña o el niño asume responsabilidades y rutinas de cuidado hacia el resto de los componentes de la unidad familiar, ayuda a preservar la protección de sus hermanas y hermanos pequeños e intenta crear un clima de armonía familiar dentro del caos de la violencia de género con el estrés que supone para un menor que aún no tiene recursos personales desarrollados.
    • Es por ello, que estas niñas y niños presentan dificultades para poder asumir comportamientos y actitudes propios de su edad; como el juego, la integración con sus iguales en la comunidad, realizar tareas placenteras.
    • Pautas de intervención:
      • Con el niño o niña: se tratará de buscarle situaciones propias de la infancia, crear espacios de juegos lúdicos que motiven el despertar de sus sentidos y sentimientos, así como, la necesidad de vincularse con sus iguales para rom-per la necesidad del menor de asistir a los adultos.
      • Con la madre: visibilizarla como una madre protectora y con destrezas para identificar las necesidades de sus hijos/as en la infancia.
  • Rol confidente de la madre
    • La niña o niño conoce exactamente cómo se siente la madre, los problemas de ésta, así como los procedimientos en las áreas socio-económi­ca (solicitud de ayudas), jurídica (procedimientos con la abogada).
    • En este rol la o el menor está absolutamente inmerso en la realidad de la madre asumiendo conceptos, responsabilidades que no le corresponden.
    • Pautas de intervención:
      • Con el niño o niña: Facilitarle experiencias en las que pueda identificar sen­timientos que tiene tanto hacia la madre como hacia el padre, de manera que pueda integrar la dicotomía de emociones negativas y positivas que se pueden dar conjuntamente hacia el mismo progenitor. Es necesario trabajar la alfabetización emocional, de manera que puedan identificar y reconocer todas las emociones que se han producido en las situaciones de violencia de género para así romper con los bloqueos que atenten contra la lealtad hacia la madre.
      • Con la madre: Trabajar los límites en su papel como madre, así como acom­pañarla en el dolor y la rabia que suelen sentir cuando ven que su hijo o hija puede reconocer sentimientos positivos hacia su padre, lo cual es válido y nor­mal en niños y niñas, ya que han vivido situaciones agradables o episodios en los que recuerdan cualidades de su padre.
  • Rol confidente del agresor
    • Justifica las agresiones hacia su madre. Cuestiona el comportamiento de la madre y es recompensado con privilegios o tratos de favor ante sus hermanos y/o hermanas por parte del agresor.
    • Pautas de intervención:
      • Con el niño o niña: Empatizar con el dolor de la madre y el de otros herma­nos o hermanas, sin olvidar el suyo propio. Estos niños o niñas esconden el dolor que les causa sentirse presionado a herir a otros. Es necesario trabajar el reconocimiento de su sufrimiento, identificar sentimientos de culpa como consecuencia de defender al agresor y no a la víctima o víctimas.
      • Con la madre: Facilitar estrategias de comunicación entre madre e hijo o hija que motiven la expresión de los sentimientos de culpa para que el o la menor pueda confiar en la disponibilidad de la madre. Trabajar los sentimientos de culpa con la madre por no haber sabido detener la situación de manipulación hacia el hijo o hija como consecuencia de la violencia de género.
    • Es frecuente que las madres se culpabilicen del daño sufrido en sus hijos y es necesario que vean que entre las estrategias del agresor para abusar de ellas, está el amedrentarlas a través del daño causado a sus hijos y/o hijas.
  • Rol asistente del agresor
    • Supone ser elegido o elegida por el agresor para que maltrate a su madre agrediéndola física o emocionalmente, diciéndole cosas humillan­tes.
    • Suelen ser los hijos y/o hijas pequeñas a quienes se les invita a actuar violentamente contra la madre como si se tratase de un juego.
    • Pautas de intervención:
      • Con la niña o niño: El niño o niña puede sentir un elevado sentimiento de culpa por haber estado sometido a una manipulación que le causa un severo daño. Es por ello, que existe un riesgo elevado que interioricen esta forma violenta a la hora de relacionarse incluso en su edad adolescente o adulta. Es necesario ubicarle en un contexto de violencia donde él o ella ha sido una víctima más de la manipulación del agresor.
      •  Con la madre: Trabajar la condición de víctima de su hijo y/o hija, así como reparar el vínculo materno-filial, facilitándoles espacios donde madre e hijo y/o hija puedan compartir actividades en las que el menor necesite del apoyo de la madre para finalizar una tarea o juego.
  • Rol de niño o niña perfecta
    • Intenta prevenir la violencia haciendo las cosas correctamente, de manera que sea excelente estudiante en el colegio, teniendo un buen ajuste y redes sociales, no demandando necesidades sino gestionando sus pro­pios problemas sin compartirlos.
    • Al no poder compartir sus problemas, tiene un alto grado de exigencia y se muestra muy impaciente consigo mismo/a y sus hermanas y/o hermanos.
    • Esto le conlleva un alto grado de culpa porque no ha conseguido evitar los episodios de violencia y, a su vez, se genera un nivel de exigencia aún más elevado para conseguirlo la siguiente vez.
    • Pautas de intervención:
      • Con la niña o niño: En este caso se centrará la intervención con la persona menor de edad para que acepte que dicha situación de violencia de género no depende de él o ella y que no está en sus manos hacer nada para cambiarla. El proceso de intervención estará destinado a acompañar al niño o niña en sus sentimientos de rabia, incomprensión e impotencia.
      • Con la madre: Hacerla partícipe de compartir estos sentimientos con la perso­na menor y pueda dispensarle a su vez ánimos y reforzar cualquier actividad que realiza el hijo o hija. Así, el niño o la niña entenderá que no es necesario tener un alto nivel de exigencia consigo mismo para poder conseguir el bene­plácito de su madre.
  • Rol de árbitro
    • Se trata de niños o niñas que intentan mediar entre las personas adul­tas con el objetivo de armonizar el clima familiar. Se genera mucha culpa, angustia por exceso de responsabilidades o agotamiento.
    • Pautas de intervención: Similar a la anterior condición de triangulación.
      • Con el niño o niña: Se da de forma paralela a la intervención con la madre, ya que es necesario que ella pueda recuperar su autonomía y seguridad frente a sus hijos e hijas.
      • Con la madre: Trabajar la protección del menor, facilitar constructivamente estrategias que puedan ayudar al niño o niña a salir del conflicto. Cuando el menor se siente protegido por su madre comenzará a dejarse cuidar y de no asumir esa responsabilidad de negociar dentro del conflicto.
  • Rol de chivo expiatorio
    • La niña o niño se ve como el culpable de los conflictos familiares entre sus padres, es así, como su comportamiento puede ser utilizado para justificar la violencia, de manera que la persona menor hará de puente con el agresor.
    • Entre la consecuencia más destacada que sufre, está la del aislamiento por el resto de familiares, además del sentimiento de culpabilidad cuando se produzca la ruptura de la relación de la familia.
    • Pautas de intervención:
      • Con el niño o niña: Trabajar los sentimientos de rabia, resentimiento e impotencia por haberse sentido culpabilizado y desplazado por el resto de la familia por la situación de violencia.
      • Con la madre: Resituar al autor de la violencia de género en el adulto que las propicia (agresor) y así ubicar la violencia fuera del comportamiento del hijo o hija que ha actuado como chivo expiatorio. Posteriormente, habrá que tra­bajar el sentimiento de culpa que se genera en la madre por no haber identifi­cado la violencia hacia este hijo o hija.
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