La intervención directa con menores víctimas de violencia de género
Barudy y Dantagnan (2005) , basándose en sus estudios con víctimas de violencia y maltrato infantil, destacan que las intervenciones deben ofrecer a cada víctima los siguientes objetivos de trabajo:
Ofrecer vinculaciones afectivas seguras, fiables y continuas por lo menos con un adulto significativo, de preferencia de su red familiar o si no de la red social, incluyendo a los/as profesionales que atienden a la unidad monomarental.
Facilitar procesos relacionales que permitan dar un sentido o significado a las experiencias. Implica facilitar la toma de conciencia y la simbolización de la violencia sufrida. Para ello, nos ayudaremos de técnicas psico-corporales (psicomotricidad relacional, arteterapia, expresión corporal, musicoterapia, ...).
Brindar apoyo social, es decir, facilitar redes psico-socio-afectivas para los niños y sus padres y madres. La posibilidad de trabajar la integración en la comunidad, así como con los recursos de ocio y educativos de la zona donde residen los/ as menores y sus madres permite que éstos emprendan el desafío de intentar recuperar el apoyo y la creación de redes sociales en un entorno que cada vez les va pareciendo menos hostil y reactivo, consecuencia del aislamiento social al que han estado expuestos.
Facilitar la participación de los/as menores y las madres en temáticas que les permita una resignificación de su proyecto vital, implicándoles en proyectos que requieran de su valentía y compromiso en un grupo social más amplio que asegure la justicia, buen trato y erradicación de la violencia de género en las relaciones humanas.
Facilitar experiencias que promuevan la alegría y el humor como estrategias de afrontamiento ante las dificultades encontradas por los cambios sufridos.
Favorecer el uso de estrategias creativas y artísticas que faciliten la representación de sus vivencias.Además, algunos objetivos educativos que hay que priorizar en la intervención con los niños y las niñas víctimas de violencia de género son:
Poder hablar de la violencia y romper la idea de que el tema es tabú.
Definir los comportamientos violentos y expresar las emociones que de ellos se derivan.
Promover la autoprotección y aprender la resolución no violenta de los conflictos.
Mostrar que las relaciones igualitarias entre personas son posibles y que son más satisfactorias que las de sumisión-dominio.
Fomentar la autoestima reforzando y validando los sentimientos expresados.
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