La presencia de menores en estas circunstancias hace más compleja la intervención y requiere a los profesionales un mayor esfuerzo en pro de una adecuada atención.
Algunas orientaciones a tener en cuenta en estos momentos, serían:
- Considerar a los menores sujetos de atención, no meros acompañantes de sus madres.
- Evitar a los menores situaciones de tensión con la escucha del relato de violencia que pueda realizar su madre.
- Dada la complejidad del momento y el desconocimiento de lo vivido por estos niños, es importante no forzar situaciones de separación física de su madre.
- Si los recursos lo permiten, buscar una alternativa para la atención de sus hijos antes de iniciar la toma de declaraciones o entrevistas a la mujer víctima de violencia.
- Ante una negativa rotunda a la separación es preferible que otra persona se haga cargo de los menores sin necesidad de que estos pierdan de su campo de visión a su madre.
Hay que valorar las particularidades de cada caso; considerar la gravedad de los hechos que han podido precipitar estas situaciones de urgencia, la edad de los menores, y la existencia o no de redes de apoyo familiar y social a las que solicitar apoyo en estos momentos críticos.