Hay tres aspectos fundamentales en este análisis de la cronicidad relacionado con la intervención:
Una de las primeras cuestiones importantes para el análisis de la cronicidad es responder a la pregunta ¿Qué mantiene el problema en esta familia de forma cronificada?, ¿Cuáles son los factores que están teniendo una incidencia específica que cronifica la situación de riesgo o la situación de vulnerabilidad para el menor? (…).
Tenemos que diferenciar la cronificación desde el punto de vista de la dificultad o estructura de mantenimiento del problema de la familia (que tiene que ver fundamentalmente con características de la familia, de su entorno, y con los factores biopsico- sociales), y por otro lado, aquella cronificación que se vive dentro de la red profesional porque las intervenciones fallidas han sido reiteradas y la falta de éxito en los procesos de intervención es evidente.
En ocasiones, las familias han pasado por una larga historia de recursos de intervención, por una larga historia de entradas y salidas dentro de diversos programas en el ámbito de los servicios sociales, hasta el punto que llegan a ser reconocidas y a veces catalogadas como “familias difíciles”, o “familias irrecuperables”. (…)
Por lo general esa interpretación (“familias difíciles o irrecuperables”) provoca un enfoque pesimista y negativo en la intervención. Por ello, es muy importante que en nuestro análisis de la cronificación introduzcamos una perspectiva sobre lo que hemos hecho en los equipos de intervención con estas familias.
Al igual que vamos a analizar cuáles son los factores que han influido en la cronificación desde el punto de vista de las características e historia particular de esta familia, haremos un análisis de cuáles han sido los factores del sistema profesional que pueden haber influido en la cronificación de la familia.