El daño cerebral adquirido puede modificar la forma en que las personas sienten o expresan las emociones y su capacidad para reconocer e interpretar las emociones de los demás, y puede determinar que la persona no tenga capacidad para controlar sus manifestaciones emocionales.
Es importante señalar que las alteraciones del estado de ánimo son uno de los déficit más comunes tras el daño cerebral adquirido y uno de los que generan más estrés en las y los cuidadores principales por las dificultades que entraña llegar a asimilar y aceptar que dichas alteraciones, al igual que el deterioro cognitivo, también son consecuencia del daño cerebral y que la persona afectada puede no controlarlas.
En las siguientes fichas se explican algunas situaciones que pueden darse con cierta frecuencia en personas con daño cerebral adquirido, sin perder de vista que los efectos que aquí se describen no tienen por qué aparecer en todos los casos y cuando aparecen no tienen por qué hacerlo todos ellos, ni simultánea ni sucesivamente. Son las siguientes: