Muchas personas con discapacidad tienen dificultades para percibir y reconocer las emociones que expresan otras personas y para percibir y expresar sus propias emociones. Estas dificultades resultan particularmente marcadas y generan muy importantes limitaciones en personas con graves dificultades de comunicación.
Veamos sus efectos en los dos colectivos más afectados por esta situación: las personas con discapacidad intelectual, en particular quienes padecen discapacidad profunda y múltiple; las personas con discapacidad sobrevenida, en particular las personas con daño cerebral adquirido.
Aunque, por razones de claridad expositiva y con el fin de resaltar su particular incidencia, dichos efectos se describen en apartados diferenciados para cada uno de esos colectivos, lo cierto es que muchos de esos efectos pueden darse en ambos. Por otra parte, es importante tener en cuenta que los efectos que aquí se describen no tienen por qué aparecer en todos los casos y cuando aparecen, no tienen por qué hacerlo todos ellos, ni simultánea, ni sucesivamente.