Reunión de puesta en marcha
La disparidad que suele observarse entre cómo le gustaría vivir a la persona con discapacidad y cómo vive realmente puede generar un sentimiento de impotencia y confusión, y suele ser difícil saber por dónde o cómo empezar. En efecto, aunque en el apartado anterior se ha explicado cómo identificar y acordar acciones, no es suficiente para garantizar su aplicación efectiva y su impacto real en la vida de la persona. Es necesario concentrar los esfuerzos en la puesta en marcha de las medidas para obtener resultados reales, para garantizar que los planes constituyen instrumentos de mejora continua que, como tales, se mantienen vivos a lo largo de todo el proceso. Este proceso de puesta en marcha y seguimiento es el que se describe en este apartado.
En los casos en los que exista un equipo de profesionales en los que va a recaer, en buena medida, la aplicación práctica del Plan, como ocurre en el caso de las personas que viven en un marco residencial, la mejor forma de empezar es organizar una reunión de puesta en marcha lo más pronto posible. Interesa que la dinamización de la reunión recaiga bien en la persona que actúa como facilitadora de la Planificación Esencial del Estilo de Vida, bien en la persona responsable del equipo de profesionales.
A continuación se ofrecen algunas pautas o criterios que pueden resultar de utilidad en esta fase:
- Hablar con la persona (o su representante) sobre cómo desea estar implicada en la puesta en marcha.
- Es importante asegurarse de que la persona interesada participa en la reunión de puesta en marcha, bien directamente, bien, si no desea o no puede hacerlo directamente, a través de alguien que le represente y actúe en su nombre, expresando su punto de vista. Su visión es importante, porque en este foro es donde se van a tomar decisiones organizativas que afectan a las acciones acordadas en el Plan: en algunos casos, en efecto, el Plan especifica todos los extremos que son necesarios para la puesta en marcha -por ejemplo, el plan puede establecer que la persona tiene clase de natación en la piscina municipal los martes entre las 6 y las 7 de la tarde-, pero, en otros casos, no entra en tanto detalle -por ejemplo, puede establecer que la persona podría hacer una salida al cine una vez al mes pero sin especificar cuándo-, de modo que, en estos casos, conviene que sea la propia persona, o alguien que habla en su nombre, quien fije o participe en la fijación de esos detalles.
- Conseguir la participación de las personas adecuadas.
- Además de la persona que actúa como facilitadora de la Planificación Esencial del Estilo de Vida y del equipo de profesionales que más directamente van a encargarse de la aplicación del Plan, puede resultar útil, en ciertos casos, invitar a alguna persona externa al equipo, cuando la misma pueda jugar un papel significativo en la puesta en marcha.
- Si estuvieran implicados dos o más equipos de apoyo en la puesta en marcha del plan (por ejemplo, el equipo de los servicios de día y el del servicio residencial) conviene que la reunión de puesta en marcha sea más larga y ofrezca la oportunidad de compartir y consensuar criterios de actuación que garanticen la coherencia de los apoyos ofrecidos.
- Dedicar el tiempo necesario y suficiente a la reunión.
- Estas reuniones favorecen un mayor grado de conocimiento y comprensión por parte de las y los profesionales y contribuyen a que adquieran con la persona con discapacidad un compromiso más profundo. En consecuencia tienden a generar entusiasmo en relación con la puesta en marcha del Plan, de modo que es importante dedicarles el tiempo necesario, sin forzar el ritmo. Si es necesario hacer dos sesiones antes de iniciar la puesta en práctica, conviene hacerlo.
- Cómo prefiere trabajar el equipo.
- Cada equipo tiene sus propias características y preferencias en la forma de trabajar y estas peculiaridades van a influir en la puesta en marcha: algunos equipos prefieren aplicar un enfoque bien estructurado para asegurarse de que no olvidan ninguno de los acuerdos alcanzados; otros prefieren optar por fórmulas menos sistemáticas pero más creativas; pero, por lo general, suelen combinarse ambos enfoques.
- Teniendo esto en cuenta, conviene empezar por definir qué es importante para cada uno de los miembros del equipo, cuál es su forma habitual de trabajar y qué grado de sistematización necesitan para sentirse cómodos en su función.
En esta fase, es esencial ajustarse a los siguientes criterios:
- El primero es la prioridad que debe otorgarse a las preferencias de la persona con discapacidad sobre las del equipo de profesionales.
- El segundo que, asumiendo lo anterior, es esencial adoptar modalidades de puesta en marcha que se adapten lo más posible a las preferencias y posibilidades de las y los profesionales del equipo.
En cualquier caso, conviene tener presente que la puesta en marcha que se determine al principio puede variar a medida que avance el proceso. Así, por ejemplo, en un primer momento el equipo puede decidir actuar de forma flexible y someter la organización del trabajo a lo que considere cada profesional, cada día, en vez de ajustarse a un calendario predefinido para cada una de las acciones acordadas; no obstante, si en las revisiones periódicas se constata que con esta forma de trabajo el nivel de aplicación del Plan es bajo, será necesario replantearlo y considerar una fórmula más estructurada que garantice el cumplimiento de las acciones acordadas.