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Salud mental en personas con discapacidad

Las personas con discapacidad, tanto si su discapacidad es intelectual como si es física o sensorial, también pueden sufrir, como el resto de la población, problemas de salud mental y, como en el resto de la población también, estos trastornos dificultan la inclusión social y la interacción con los demás. Cuando las personas presentan simultáneamente una discapacidad y una enfermedad o trastorno mental se habla de diagnóstico dual. Como se irá viendo, no siempre es fácil detectar y diagnosticar la existencia de una patología mental. Resulta esencial, desde esta óptica, mejorar la coordinación de la red de servicios sociales con la red de salud mental y, sobre todo, promover un mejor conocimiento por parte de cada una de estas redes de las peculiaridades del diagnóstico dual, del impacto de la enfermedad mental en la discapacidad y de la discapacidad en la enfermedad mental. Sólo así será posible mejorar la atención a quienes se encuentran en esta situación y mejorar su calidad de vida y la de su entorno.

En la actualidad, el modelo biopsicosocial asocia la aparición de una enfermedad mental a la interacción de factores biológicos, psicológicos y sociales. En el caso de las personas con discapacidad, el análisis de esos factores explica que resulten más vulnerables que otras a padecer un trastorno psiquiátrico:

  • Las alteraciones biológicas. Las alteraciones biológicas que generan algunas discapacidades son a la vez factores de vulnerabilidad para la enfermedad mental. En efecto, los problemas surgidos en el parto, las infecciones durante el embarazo o después del nacimiento, los traumatismos, los problemas de tipo metabólico, los trastornos hereditarios, u otros, conllevan, habitualmente, déficit bioquímicos o lesiones en el cerebro que van a condicionar patologías asociadas -epilepsia, problemas sensoriales, problemas de tipo motor, de manipulación. Etc.- y esas patologías asociadas pueden favorecer la patología psiquiátrica.
     
  • Los factores psicológicos. Algunos factores psicológicos pueden resultar también determinantes en relación con la enfermedad mental. Por ejemplo:
    • Los déficit en habilidades: las personas con discapacidad tienen más problemas para resolver sus conflictos diarios y, por tanto, pueden acumular más estrés, más tensión, más frustración y más patología de tipo reactivo.
    • La incapacidad para comunicar sus sentimientos: las personas con discapacidad pueden tener importantes dificultades para comunicar sus sentimientos -si están tristes, nerviosas, agradecidas, resentidas, etc.- o sus deseos, y esas limitaciones condicionan mucho la posibilidad que otras personas tienen de ayudarles y apoyarles, puesto que no siempre son capaces de detectar o comprender esos sentimientos o esos deseos.
  • Los factores sociales. Existen factores sociales -como el rechazo, la diferencia de oportunidades, los marcados cambios de cuidadores, el hecho de vivir en un servicio residencial en lugar de hacerlo en un domicilio propio- que determinan que las personas con discapacidad pueden enfrentarse a un nivel de exigencia excesivo y, en respuesta a esa presión, pueden desarrollar una patología asociada.
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