Dada la especificidad de la psicosis y la especial dificultad que puede suponer para las personas del entorno saber cómo actuar y cómo relacionarse con una persona que presente este trastorno, se ofrecen aquí algunas pautas básicas que, en cualquier caso, convendrá considerar, definir y particularizar en el marco de la planificación individual de la persona, con el asesoramiento de su médico psiquiatra:
- Ser neutral, no juzgarle. Nunca reírse de las alucinaciones o ilusiones.
- Si la persona está asustada o preocupada por una alucinación, responderle con calma y diciéndole la verdad. Por ejemplo, si un individuo dice "veo ratas en la ducha", se le puede responder diciendo "Sé que crees que estás viendo ratas, pero yo no veo ninguna. Intenta ignorarlas".
- No intentar convencerle de que las alucinaciones o ilusiones son irreales. Discutir con ella no cambiará su forma de pensar.
- Si le pregunta al o a la profesional si está experimentando las mismas alucinaciones o ilusiones, es importante hablar con sinceridad y responderle que no.
- No dar a las alucinaciones o ilusiones más importancia o atención de la necesaria, para evitar reforzarlas.
- Animar a la persona a hablar sobre sus alucinaciones o ilusiones en privado, en vez de hacerlo en público.
- Minimizar los efectos de las ilusiones animando a la persona a controlar su entorno. Por ejemplo:
- Si la persona cree que la gente está mirando por la ventana, correr las cortinas para que pueda verificar que no hay nadie mirando.
- Si cree que otras personas le están robando objetos, proporcionarle un lugar seguro para que los guarde.
- Simplificar el ambiente:
- Las personas con esquizofrenia pueden ser muy sensibles a los estímulos visuales y auditivos, así que, en ocasiones, habría que reducirlos todo lo posible.
- Conviene también minimizar la confusión para reducir las distracciones.
- Conviene evitar las superficies brillantes para minimizar las ilusiones visuales.
- Es importante que haya una buena iluminación.
- Cuando las alucinaciones o los delirios limitan la capacidad de la persona para centrarse en una conversación o actividad, conviene:
- Mantener conversaciones o dar instrucciones simples y claras.
- Conseguir la atención de la persona antes de hablar.
- Hablar suavemente, con calma y con voz segura.
- Hablar con sinceridad.
- Presentar la información poco a poco, formulándola de la forma más simple y breve que sea posible.
- Repetir la información cuanto sea necesario.
- Dar tiempo a la persona para que comprenda y responda a lo que se le está diciendo.
- Hacerle preguntas para calibrar su nivel de comprensión.
- Evitar que hablen varias personas a la vez.
- Para ayudar a la persona a que se mantenga atenta y que consiga realizar sus tareas domésticas y las funciones que le correspondan en el trabajo, conviene:
- Asignarle tareas con significado y lo más personalizadas posible.
- Establecer una rutina de actividades que le ayude a hacer frente a las expectativas.
- Darle trabajos repetitivos ya que son más fáciles que los que requieren cambios continuos.
- Dividir las tareas en fases o tramos más simples.
- Darle una instrucción a la vez, para cada una de las fases en que se haya dividido la tarea.
- Mostrarse consistente durante el entrenamiento.
- Proporcionarle ayudas visuales y verbales.
- Usar elementos que sirvan de recordatorio.
- Proporcionarle soporte continuo.
- Cuando tiene dificultad para tomar decisiones, reducir el número de veces que debe elegir y reducir el número de opciones.
- Minimizar el estrés o enseñarle estrategias para afrontarlo:
- Establecer una forma pautada de manejar sus preocupaciones recurrentes.
- Ayudarle a usar alternativas cuando se observa sobreestimulación.
- Permitirle aislarse o estar sola cuando está agobiada por los estímulos o se siente frustrada.
- Reforzar las conductas positivas.
- Enseñarle habilidades para manejar situaciones de manera socialmente apropiada.
- Enseñarle a planificarse con antelación.
- Dejarle claro lo que se espera de ella.
- En momentos de crisis, conviene:
- No perder la calma.
- Disminuir las distracciones (apagar la televisión, la radio).
- Hablar de uno en uno.
- Hablar despacio, claro, en un tono de voz normal. No gritar.
- Repetir las preguntas o afirmaciones de forma literal y consistente, evitando reformularlas con otros términos.
- Disminuir el número de personas presentes.
- No hablar con otras personas presentes.
- No tocar a la persona.
- No castigarla o amenazarla con quitarle privilegios.
- Evitar el contacto ocular continuo.
- No dar la espalda a la persona si suele ser agresiva.
- Intentar decir: "Vamos a sentarnos y a hablar", "vamos a sentarnos y a estar tranquilos" o "¿Quieres un vaso de agua?".
- Respetar el espacio personal, manteniendo cierta distancia.