Para la evaluación se pueden proponer indicadores que permitan medir y valorar cuál es la situación de partida, la situación actual, y la situación previsible en relación con la propuesta. Se pueden usar índices de lo que hay o podemos proponer la construcción de indicadores alternativos que estén apoyados en procesos participativos. Estos indicadores variarán en cada ámbito, según los objetivos propuestos y las actuaciones a desarrollar, pero lo que nos interesa más no es comparar cada proceso con otros (siempre difícil) sino comparar un antes y un después del mismo, y mejor si la evaluación puede ser continua.
Los aspectos que tenemos que valorar son:
Los cronogramas propuestos nos pueden servir para hacer un seguimiento, valoración y rectificación, para ir mejorando los resultados.
El monitoreo es un sistema por el que podemos prever la rectificación que seguramente tendremos que hacer. Es casi imposible que coincidan los Planes con las realizaciones prácticas, pues siempre hay imprevistos que nos van a obligar a hacer improvisaciones. Pero estas rectificaciones también se pueden hacer con sistemas participativos si están previstos.