Remitiendo a la raíz etimológica de "participación" se encuentran dos significados. El primero hace referencia a ser parte de, lo que implica vinculación a algo y pertenencia a un grupo o colectividad. El segundo alude a tomar parte en alguna acción, lo que connota libertad, creación y transformación. De esta manera pareciera que la participación conlleva dos elementos: el ser, por la que se forma parte de la identidad colectiva; y el de la acción, que se refiere a la incorporación activa mediante decisiones voluntarias. La fusión de ambos elementos conforma la identidad personal y colectiva del término participación.
La complejidad del concepto de participación se debe a que incorpora diferentes elementos en un proceso global que no sólo es un medio para alcanzar determinados objetivos, sino que puede ser un fin en sí mismo. El siguiente cuadro complementa los elementos de la definición etimológica y refleja los espacios y componentes que hacen posible una participación activa:
Analizando la tabla anterior vemos como los dos primeros elementos (comunicación y conocimiento). La conciencia que a su vez permite el paso a tomar parte de las decisiones que le afectan. Es decir, no es posible la conciencia, sin ser y estar, y no es posible el tomar parte de las decisiones, sin sentirse parte. Finalmente, la acción integrada es una acción inteligente que construye proceso, y se traza con estrategias relacionales, de compartir, de cooperar, de corresponsabilizarse de forma continuada.
En esto incide Carlos Giménez expresando un concepto de participación muy dinámico, con una dimensión relacional que implica comunicación, interacción entre personas y colectivos: "participar es estar presente en, ser parte de, ser tomado en cuenta por y para, involucrarse, intervenir en, etc. Participar es incidir, influir, responsabilizarse. Es un proceso que enlaza necesariamente a los sujetos y a grupos; la participación de alguien en algo, relaciona a ese uno con los otros también involucrados. Ser participante implica ser coagente, copartícipe, cooperante, coautor, corresponsable".
Siguiendo en este viaje conceptual, nos acercamos a la socióloga Ignacia Fernández, quien explica que el sentido de la participación variará según dos tipos de posturas: la que define la participación desde un modo instrumental y aquella que la define de un modo sustantivo. La participación instrumental contribuye a la eficacia y la eficiencia de las políticas públicas, y la participación sustantiva traza un camino para el fortalecimiento de la ciudadanía que, a su vez, es expresión del ejercicio de derechos ciudadanos.
Estas dos visiones de participación no son opuestas ni incompatibles. La visión sustantiva también valora la contribución instrumental, pero le añade una visión más amplia, más extensa, ya que entiende que deben ser los ciudadanos y ciudadanas los que tomen la iniciativa y se vinculen a los ámbitos microsociales desde la creación de espacios de encuentro.
Igualmente, la definición que nos ofrece Claudia Serrano nos ayuda a continuar profundizando en el concepto: "dadas algunas condiciones básicas la gente sí está dispuesta a involucrarse en procesos participativos y ve en estas instancias una posibilidad efectiva de solución a determinados problemas. Es fundamental considerar la participación como un recurso clave para el logro de objetivos comunes de desarrollo. La participación es un factor que legitima el proceso, genera un compromiso entre las personas, permite dar continuidad en el tiempo a la acción y garantiza un mejor resultado en cuanto a la solución de un problema. Así pues, la participación es una acción racional e intencional en busca de objetivos específicos y concretos.
Finalmente, tomando como referencia las definiciones y visiones reflejadas en los documentos más teóricos, es posible encontrar premisas comunes, que en su conjunto ofrecen los prismas y matices que implica este concepto.
Estas son: