Berehalakoan gertatutako ezgaitasunetarako berariazko sostenguak
Como se ha señalado antes, la aparición de una discapacidad con carácter sobrevenido, es decir, el hecho de sufrir un proceso que genera dificultades graves en las actividades cotidianas y de ir dándose cuenta de que no van a ser pasajeras, es en sí una situación de importante crisis vital. Y en ese tipo de situaciones, todas las personas tendemos a sentir niveles elevados de emoción y a experimentar un aumento de nuestra vulnerabilidad al desajuste emocional, tanto a nivel de labilidad emocional, ansiedad, depresión y agresividad, como en relación con otras alteraciones psicofisiológicas.
En estos procesos, la atención de las y los profesionales es vital y debe adaptarse a las particularidades del caso concreto: cada persona experimenta esos cambios en su vida de manera muy peculiar y es fundamental tratar de ajustar el tipo de apoyos y su articulación al ritmo propio de cada persona.
Como se ha indicado antes, el daño cerebral adquirido puede modificar la forma en que las personas sienten o expresan sus emociones, y puede originar muy diversos problemas emocionales.
Pautas de buenas prácticas a la hora de prestarles apoyo:
- Dificultad en el control de las emociones o "cambios de humor".
- Trate de mantener la calma cuando se produce un arrebato emocional y evite responder con una reacción emocional.
- Acompañe a la persona a un espacio tranquilo para ayudarle a calmarse y a recobrar el control.
- Exprese que entiende esos sentimientos y ofrezca a la persona la oportunidad de hablar de ello.
- Preste apoyo cuando la persona recobra el control.
- Redirija con amabilidad hacia otro tema o hacia otra actividad.
- Afortunadamente, con frecuencia, esta situación inicial tiende a mejorar durante los meses inmediatamente posteriores al accidente y la persona vuelve a cierta normalidad en su equilibrio emocional y en su expresión emocional. Con todo, cuando no es así, conviene consultar a un médico especialista porque es posible alcanzar considerables mejoras tanto mediante la aplicación de una terapia psicológica adecuada como mediante la toma de determinados medicamentos que actúan sobre el humor.
- Ansiedad.
- Trate de limitar las demandas del entorno y de reducir las presiones innecesarias que pueden estar causando ansiedad.
- Trate de averiguar qué es lo que le preocupa o inquieta.
- Intentar que conozca a gente que ha pasado por lo mismo antes y aprender de esas otras experiencias.
- Sugiérale que escriba un diario, porque, con frecuencia, poner las preocupaciones por escrito contribuye a verlas con mayor objetividad y, eso a su vez, tiende a calmar a la persona.
- Trate de redirigir a la persona hacia otro tema de conversación, hacia otra actividad o hacia otro espacio.
- Trate de reconfortar a la persona y de transmitirle seguridad para ayudarle a recobrar la calma y a reducir su sentimiento de ansiedad.
- Añada actividades estructuradas en la rutina diaria, como hacer ejercicio, presentarse como voluntaria, grupos de autoayuda, etc.
- Algunos medicamentos pueden ayudar a controlar la ansiedad; también la psicoterapia puede contribuir a ello, o una combinación de ambas.
- Depresión.
- Anímele a realizar ejercicios aeróbicos y actividades estructuradas, porque también pueden contribuir a ir superando la depresión.
- Ofrezca su apoyo emocional, comprensión, paciencia y ánimo. Recuerde a la persona que, con el tratamiento adecuado, la depresión acaba superándose con el tiempo.
- Hable con la persona y escúchele atentamente, con respeto y comprensión.
- Muéstrele que le entiende, y que entiende cómo se siente, pero trate de detectar aspectos de la realidad que puedan resultare esperanzadores.
- Trate de implicarle en actividades en el exterior: paseos, ir de compras, ir al cine, ir a misa, desarrollar actividades de voluntariado, etc. aunque si no acepta, no insista, hasta otro día.
- Tenga en cuenta que la depresión no es un indicador de debilidad y no debe culparse a quien la padece por padecerla. La depresión es una enfermedad. Una persona no puede superar la depresión simplemente mostrando mucha voluntad o mucho tesón. Es importante recurrir a un tratamiento cuanto antes para evitar un sufrimiento innecesario. De nada sirve esperar.
- Arrebatos de cólera e irritabilidad.
- Lo primero que hay que hacer es tratar de reducir las situaciones de estrés y las situaciones que le resultan irritantes a la persona.
- Las personas con daño cerebral adquirido pueden aprender algunas habilidades de gestión de la rabia y de la cólera, como por ejemplo, estrategias de autocontrol y relajación y métodos para mejorar su comunicación. Puede ser útil contar con la orientación y el apoyo de un profesional de la salud mental o de la psicología.
- Algunas medicaciones también pueden contribuir a facilitar el control de la irritabilidad y de la cólera.
- El entorno inmediato -familiares y amigos- también puede ayudar tratando de modificar la forma en que reaccionan cuando la persona se muestra irritada o cuando tiene un ataque de cólera:
- Entender que el hecho de que la persona se irrite o se encolerice con facilidad se debe al daño cerebral adquirido.
- No tratar de razonar a la persona durante un episodio de cólera. Al revés, es mejor esperar a que se calme para tratar de razonar.
- No tratar de calmar a la persona cediendo a sus peticiones.
- Establezca algunas pautas de comunicación. Hágale entender que no es aceptable que grite a otras personas, que les amenace o que les agreda. Niéguese a hablar con la persona cuando está en pleno episodio de rabia.
- Una vez que la persona vuelve a calmarse, hable con ella para tratar de saber lo que ha originado el arrebato de cólera. Anime a la persona a que pueda hablar de ello con calma y propóngale formas alternativas de reaccionar cuando sienta que va a estallar: salir de la habitación y dar un paseo, por ejemplo.
- Determinar qué personas del entorno cercano consiguen calmarle mejor y recurrir a ellas en caso de necesidad.