La Comunicación Total es un enfoque orientado a generar una comunicación efectiva, de igual a igual, entre personas con diferentes capacidades tanto para la comprensión como para la expresión.
En su marco, se promueve la incorporación y la utilización de uno o varios medios combinados que faciliten una comunicación bidireccional más efectiva: el lenguaje verbal hablado o escrito- junto con el lenguaje corporal, la expresión facial, los canales sensoriales, los objetos de referencia, las fotografías, los dibujos, los símbolos. La combinación específica de medios deberá ajustarse a las necesidades de expresión y comprensión, a las capacidades y a las preferencias de la persona con dificultades de comunicación. En particular, no se puede perder de vista la necesidad continua de adaptación del sistema en personas que presentan un deterioro muy rápido o en personas que están en pleno proceso de adquisición de nuevas formas de comunicación.
Es frecuente asumir que lenguaje y comunicación son dos procesos que siempre van unidos, pero lo cierto es que no todo sistema de comunicación es un lenguaje. El lenguaje constituye un sistema altamente reglado y es precisamente la presencia de múltiples códigos en su estructura lo que lo diferencia de otros sistemas de comunicación carentes de estructura formal. Las actividades que implican necesariamente la utilización de un lenguaje no son las comunicativas sino las cognitivas. Mucho antes de ser capaz de utilizar un lenguaje como medio de cognición, como mediador simbólico de procesos de pensamiento, el niño ya es capaz de comunicarse.
Es importante, a su vez, tener en cuenta las situaciones en las que, por traumatismo o enfermedad, la comunicación oral se ha interrumpido de manera brusca. En las manos del interlocutor está disminuir la sensación de frustración, facilitando espacios y herramientas para que la persona pueda seguir relacionándose. Es fundamental ser conscientes de que las necesidades y preferencias comunicativas de la persona son plurales y evolutivas: una persona puede utilizar varios medios o sistemas de comunicación y los mismos pueden variar a lo largo del tiempo (por ejemplo, atendiendo a la modificación de sus capacidades) o en función del contexto y las circunstancias. En consecuencia, es fundamental valorar dichas necesidades y preferencias de forma periódica.
Desde esta óptica, todas las formas de comunicación son igual de válidas, aunque no todas tengan las mismas virtualidades:

En la práctica, un compromiso real por establecer una comunicación efectiva con una persona con dificultades para la comunicación exige reflexionar y estar en proceso de aprendizaje permanente en relación con sus necesidades y preferencias de comunicación, pero exige, asimismo, grandes dosis de creatividad, de imaginación, de empatía, de voluntad y sensibilidad, de perseverancia, de paciencia y de compromiso.
Como se describe a continuación, existen numerosos enfoques y estrategias de comunicación cuyo uso puede estimular y asegurar una comunicación efectiva. En su articulación, interesa tener muy presente que ninguno de ellos va a resultar apropiado en todas las situaciones y con todas las personas y que es esencial determinar, en cada momento y para cada persona, la o las formas de aproximación y comunicación más adecuadas.
Sea cual sea la forma de comunicación o las formas de comunicación que emplea la persona, conviene respetar las siguientes pautas generales en la relación de interlocución.
Pautas de Buenas Prácticas
Sea cual sea el modo por el que se comunica la persona con discapacidad, para que realmente tenga eficacia en el desarrollo de la comunicación, es conveniente:
- Seleccionar un vocabulario, verbal o no verbal, que se ajuste a sus intereses y a sus gustos. Es importante que este vocabulario exista en los contextos de su vida, por ejemplo, en su casa, en el centro de día, o en su lugar de vacaciones.
- Seleccionar un vocabulario que pueda verse reforzado de forma inmediata si la persona logra utilizarlo. En efecto, si seleccionamos palabras relacionadas con la vida cotidiana (beber, comer, oír música) podremos satisfacer el deseo de la persona de forma inmediata cuando lo pida, ya sea verbal o gestualmente. Si, por el contrario, se seleccionan palabras como "barco" o "monte", no podrá responderse de forma inmediata y visual a lo que comunica, y esa ausencia de inmediatez en la respuesta puede frenar su motivación para adquirir nuevas habilidades de comunicación.
- Enseñar el uso de palabras, signos, símbolos o gestos en el marco de la vida cotidiana, atendiendo a momentos y actividades habituales, ancladas en la realidad, porque esa concreción favorece el aprendizaje.
- Mostrar una actitud de escucha atenta, activa:
- Prestar atención a la persona que está comunicando.
- Mostrar interés. A todas las personas nos gusta hablar de los temas que son interesantes para nosotros, por lo tanto, es importante adentrarse en sus actividades y conocer los nombres de sus amigos, la música que les gusta, los deportes, la ropa, las actividades de su grupo, etc.
- No interrumpir, presuponer o anticiparse.
- Fijarse en las expresiones, en los gestos y en el tono de voz de la otra persona.
- Respetar su ritmo y darle el tiempo que sea necesario para expresarse y adaptarse al ritmo y a los modos de comunicación de la persona, lo que exige observar cuidadosamente sus respuestas verbales y no verbales y respetar sus necesidades emocionales y comunicativas.
- Para ello, lo mejor es:
- Colocarse frente a la persona con la que se está hablando.
- Colocarse a su altura para hablar con ella.
- Es importante mantenerse a la distancia idónea recordando al efecto que la distancia óptima la determina la circunstancia (la distancia es inadecuada tanto cuando es excesiva como cuando es insuficiente).
- Mirarle a los ojos, salvo que utilice una forma de comunicación que requiera mirar a sus manos o a su producto de apoyo.
- Hacerle ver que se le está escuchando mediante gestos (asentir con la cabeza, por ejemplo), expresiones faciales (sonreír, por ejemplo) o expresiones verbales ("si", "ya", "claro"...).
- Resumir lo que está diciendo o lo que se está entendiendo para confirmar que se está entendiendo bien (por ejemplo: "o sea que..."). Parafraseándola también se le comunica interés y ese interés refuerza la comunicación.
- Preguntar cosas concretas (por ejemplo: "¿Quién? ¿Dónde?").
- Hacerle preguntas abiertas, para que pueda contestar con cierto detalle, en lugar de plantearle siempre preguntas cerradas que sólo admiten sí o no como respuesta. Por ejemplo: "¿qué te parece tal cosa?", "y tu qué opinas?".
- No hacer preguntas que incluyan ya la respuesta esperada (por ejemplo. "¿A que no te apetece salir con el frío que hace?").
- Prestar atención a su expresión facial y a su lenguaje corporal.
- Ofrecer un feedback continuo.
- Contarle cosas; puede aburrirle que sólo se le hagan preguntas.
- No responder nosotros mismos a la pregunta que le planteamos, sin darle tiempo a responder.
- No adelantarse a lo que ella trata de decir, no interrumpirle.
- No colocarse detrás de ella cuando está hablando con nosotros o nosotros con ella.
- Hablar en tono normal, sin gritar: tener dificultades para la comunicación no siempre va asociado a tener problemas auditivos.
- No utilizar un lenguaje infantil para dirigirse a una persona adulta.
- Asegurarse de que la persona tiene a su alcance cualquier ayuda para la comunicación que le resulte necesaria y de que están en estado de funcionamiento.
- En lo posible, tratar de comprobar cada cierto tiempo si ella ha entendido lo que nosotros hemos dicho y si nosotros hemos entendido realmente lo que ella trata de decirnos. También brindará la oportunidad de que surjan nuevos temas de conversación.
- Si la persona tiene afectación cognitiva:
- Utilizar frases cortas: lo más adecuado es tratar de transmitir sólo una idea por frase.
- Utilizar un vocabulario sencillo y cotidiano.
- Utilizar un vocabulario claro: evitar ambigüedades, términos con varios significados.
- Considerar el valor terapéutico de la comunicación y de la escucha (desahogo emocional, alivio del sufrimiento, liberación de tensiones, socialización del yo privado...).
- Respetar a la persona y no juzgarle ni burlarse de sus errores.
Estas pautas favorecen la fluidez en la comunicación, en la medida en que permite que la persona con discapacidad se sienta escuchada y quiera seguir hablando. También le motiva para que, en otra circunstancia, se atreva a expresarse con confianza. Por otra parte, posibilita una mejor transmisión de la información y, en consecuencia, un mejor seguimiento de las instrucciones.
Con ser necesarias, estas pautas no son suficientes; deben complementarse con las pautas que, con carácter específico, se indicarán en los apartados siguientes para cada una de las formas o sistemas específicos de comunicación. Al considerar dichas pautas específicas, conviene recordar que deben aplicarse e interpretarse a la luz de las pautas generales.