Con la pubertad, el cuerpo humano experimenta cambios notables, tanto en los hombres como en las mujeres: vello púbico y axilar en ambos casos, crecimiento de los testículos y el tamaño del pene en los varones, aumento de las mamas en las mujeres, etc. En los primeros años de esta etapa, los hombres tienen sus primeras eyaculaciones, que ocurren durante la noche y se conocen como poluciones nocturnas. Para las mujeres, esta etapa significa la llegada de la menstruación, que tiende a iniciarse entre los 11 y los 16 años, y desaparece generalmente en la mediana edad, con la menopausia. Ambas son experiencias naturales para todas las mujeres, tengan o no discapacidad, y pueden implicar alteraciones notables en el bienestar y en el estado de ánimo, por lo que es importante tenerlas presentes en la atención a las necesidades de las mujeres con discapacidad. No puede permitirse que éstas ignoren la realidad de sus cuerpos, por lo que hay que darles apoyo positivo y proactivo.
Por otro lado, tanto en relación con la menstruación como en relación con la menopausia, es importante abordar la necesidad de informar adecuadamente a los hombres con discapacidad, con el fin de que entiendan que deben adaptar su actitud y su conducta hacia las mujeres con las que se relacionan cuando se encuentran en esos periodos y con el fin de que puedan, en su caso, prestarles el apoyo que requieran.
- Menstruación: La menstruación, al contrario que el resto de fenómenos asociados a la pubertad, se produce de forma abrupta y puede resultar traumática si no se ofrece a la mujer la información y el apoyo necesarios para que no se sienta totalmente insegura. De no hacerse así, ese sentimiento de inseguridad puede persistir, a lo largo de la vida, y estas mujeres siguen percibiendo y experimentando la menstruación como algo sucio y vergonzoso. Las y los profesionales, pueden prestar apoyo fácilmente en estas circunstancias, adoptando las pautas que se indican a continuación.
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- Menopausia
- La menopausia es el cese permanente de la menstruación, originada por el cese progresivo de la actividad del ovario, lo que determina, a su vez, una disminución de las hormonas sexuales en el organismo. Los síntomas relacionados directamente con este fenómeno son los sofocos y la sudoración, y la atrofia de la región genital y urinaria; además, otros síntomas que pueden estar relacionados con esta etapa son el insomnio, la depresión, las infecciones urinarias repetidas, la disminución del deseo sexual o los dolores musculares, entre otros, aunque la mayoría no tienen una relación directa con la menopausia y dependen también de otros factores en cada mujer, como el estilo de vida, la alimentación, el ejercicio físico o el estado emocional. En definitiva, se trata de un acontecimiento natural en la vida de cada mujer, y que cada una experimenta de forma diferente; por ello, no debe percibirse como una enfermedad, ni identificarse con el final de la vida sexual o relacional.
- Durante la menopausia, las mujeres con discapacidad pueden experimentar, como todas las mujeres, cambios de humor, irritabilidad y estados depresivos durante la menopausia. En su caso, existen circunstancias específicas -por ejemplo, la falta de privacidad en el caso de quienes viven en centros residenciales o la dificultad para comprender lo que les está ocurriendo- que pueden agravar los niveles de estrés. Con todo, y sin perjuicio de lo anterior, por lo general, el impacto emocional de la menopausia sobre las mujeres con discapacidad, por lo menos en el caso de las mujeres con grave deterioro cognitivo o con discapacidad intelectual, puede ser menor que en el resto de las mujeres, por dos razones principales:
- Por un lado, porque muchas de ellas no han tenido hijos y, por lo tanto, la menopausia, como final de la etapa fértil, no representa ningún cambio desde esa perspectiva. Es distinto, naturalmente, en el caso de las mujeres que, habiendo deseado ser madres, no han podido serlo y se dan cuenta de que, a partir de la menopausia, ya no tendrán esa oportunidad.
- Por otro, porque la menopausia también ha representado socialmente el comienzo de una fase vital que socialmente se relaciona con la pérdida del atractivo físico y el declive en las relaciones y puede que, en el caso de las mujeres con discapacidad, estos prejuicios, presentes a lo largo de toda su vida, presenten, por una vez, la ventaja de no determinar un gran cambio con respecto a etapas anteriores en términos de autoestima y expectativas relacionales.
- Para poder abordar los cambios, los inconvenientes y las molestias que puede acarrear la menopausia es importante que el personal esté preparado para ofrecer la información y prestar el apoyo más idóneo.