Su trabajo difiere de los convencionalismos del modelo diagnóstico o psicosocial, porque propugna el tratamiento de los problemas presentes en la persona, más que en el estudio y tratamiento de experiencias preliminares. Es decir, el modelo se fundamenta en centrar la atención en el problema de las personas más que en las personas en sí.
Se basa en el axioma de que la principal fuente del problema reside en la propia persona. El problema es la dificultad tal como es sentida, percibida y presentada por la propia persona; ésta va a buscar, encontrar y aplicar la solución conveniente a esta dificultad particular.
Helen Harris Perlman, profesora de la Escuela de trabajo social de la universidad de chicago, fue la gran impulsora de este modelo. Sobre todo mediante la publicación del libro Social Casework: A Problem-solving Process (1957).
Según esta autora, el trabajo con casos sociales se define de la siguiente forma: una persona con un problema se dirige a un servicio donde una profesional cualificada o un profesional cualificado la ayuda según un cierto proceso.
El objetivo de la intervención es ayudar a resolver la dificultad actual y facilitar un cierto aprendizaje del problema, para hacer frente a las sucesivas dificultades.