Los máximos exponentes del modelo centrado en la tarea fueron W. Reid, l. Epstein y A. Shyne a finales de los años sesenta. Sus investigaciones concluían que los resultados de intervenciones a corto plazo eran más satisfactorios que aquellos que se obtenían a través de intervenciones abiertas en el tiempo, en las cuales algunas personas abandonaban los servicios de ayuda.
Desde esta perspectiva, se propone tratar solamente los problemas percibidos por la persona interesada, determinando con ella el objetivo a alcanzar en una fecha determinada. El modelo de trabajo participativo toma del modelo psicosocial el análisis y las técnicas de intervención.
Al igual que en el proceso de resolución de problemas, sitúa el problema de la persona en el centro de la intervención. Explora el problema y elige la solución con ella.
Se apoya sobre los mismos elementos teóricos y prácticos que la intervención en situación de crisis, con la diferencia de que concede más importancia a la formulación precisa del problema, de la tarea, de la persona objeto de la ayuda y de los límites de tiempo.
El modelo está diseñado para ayudar en la resolución de dificultades que experimentan las personas en las interacciones con sus situaciones sociales. Además, pretende proporcionar a estas personas una experiencia gratificante en la solución de problemas, de tal forma que mejoren su capacidad de afrontar las dificultades.
Se apoya en el potencial de crecimiento, así como en la fuerza primitiva presentes en cada individuo y que llamamos voluntad.
En resumen, las características generales de este modelo son:
El siguiente cuadro resume las principales diferencias entre los modelos psicosocial y de resolución de problemas, frente al modelo centrado en la tarea que aquí se describe: