El comienzo de un trabajo común entre profesional y otros sistemas requiere establecer normas y reglas de comportamiento. Entre los y las participantes se llega a un acuerdo (se negocia un contrato) respecto a estas reglas de juego y respecto a las cosas que se quieren hacer o no conjuntamente.
El sistema de acción lo constituye la figura profesional y aquellas personas que colaboran para la realización de las tareas y la consecución de los objetivos ( de la intervención). Se pueden configurar diferentes sistemas de acción según el fin que se quiera conseguir: conseguir datos, evaluar los problemas, establecer los primeros contactos, negociar un contrato o influir en las personas a las que va dirigida la acción de cambio.
Una vez diseñado, un sistema de acción se convierte en realidad social cuando las personas que lo integran comienzan a interaccionar. al analizar las posibles dificultades que pueden aparecer en el funcionamiento del sistema la figura profesional debe tomar una perspectiva evolutiva (que le permita observar el posible desarrollo de las interacciones entre las personas del sistema) y sistémica (para observar e interpretar el funcionamiento interno del sistema de acción).
La figura profesional debe conocer las dinámicas que caracterizan el ejercicio de la influencia, siendo capaz de utilizar conscientemente dichas dinámicas para la consecución de los objetivos propuestos. Y es que casi la totalidad de la interacción de la intervención social se encuentra caracterizada por el hecho de ejercer influencia durante todo el proceso de cambio.