La vida de los niños y niñas acogidos es una sucesión de acontecimientos que debemos conocer y tratar de dar sentido con el objetivo de ayudar a que el niño o niña pueda conocerlos, entenderlos e incorporarlos a su relato personal de manera positiva.
Por ello, el eje temporal es uno de los pilares del trabajo de historia de vida.
En primer lugar, se trata de evitar rupturas dramáticas con las personas y los sucesos del pasado cuando son innecesarias y de reducir su impacto cuando no quede más remedio que separar a los niños de su familia biológica.
En segundo lugar, ayuda a configurar las experiencias que vive el niño o la niña en el momento presente mientras se incorpora y se adapta a su nuevo hogar en el acogimiento.
Por último, sirve para conectar las experiencias del pasado con las vivencias del presente y las expectativas que se abren en el futuro de la vida de niños y niñas durante el acogimiento.
Además, debemos tener presente que la percepción y la comprensión que tiene el niño/a de sí mismo y de su historia están mediatizadas por el momento evolutivo en el que se encuentre, por lo que las experiencias que parecían asimiladas pueden requerir nuevas reelaboraciones conforme aumenta su capacidad cognitiva para interpretar su historia y sus circunstancias familiares.
En el trabajo de historia de vida esto significa que la construcción de un relato personal debe registrar las idas y venidas que el niño/a necesite; los viajes que precise a lo largo del eje temporal que constituye la historia personal de cada niño o niña.
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