Esta fase dará comienzo tras la presentación formal del programa a la familia y tendrá una duración de dos meses aproximadamente.
No se aplicará cuando la familia venga de ser atendida en un programa dirigido a la intervención en crisis.
Durante esta fase, los profesionales que intervienen con la familia centrarán su intervención en:
- Establecer una vinculación positiva con los miembros de la familia.
- Potenciar el rol de apoyo del programa de intervención familiar ante la familia.
- Completar la información que se tiene de la familia sobre:
- el funcionamiento familiar,
- la cobertura de las necesidades del niño, niña o adolescente,
- las consecuencias de la situación de desprotección en el desarrollo físico, cognitivo, psicológico y social del menor y las necesidades específicas de apoyo.
- Identificar los factores individuales, familiares, sociales y culturales asociados al origen y mantenimiento de la situación de desprotección.
- Identificar aquellos aspectos positivos a reforzar en la familia y en los que pueda apoyarse la intervención.
- Identificar posibles limitaciones externas a la familia que puedan dificultar el desarrollo del tratamiento.
- Evaluar el grado de conciencia de problema y motivación para el cambio de los padres o responsables legales.
- Identificar los factores individuales que mantienen, en su caso, la resistencia a la intervención.
- Identificar aquellas situaciones o dificultades que la familia percibe como problemáticas.
- Definir los objetivos específicos del tratamiento y planificar la temporalización (a corto, medio y largo plazo) de los mismos.
- Lograr implicar a los padres en la formulación de los objetivos de la fase de tratamiento.
- Determinar los recursos propios y ajenos al programa de intervención familiar necesarios para desarrollar la intervención.