La forma más sencilla de garantizar ciertos niveles de movilidad es mantener o incluso incrementar los niveles de actividad, tomando parte en una amplia variedad de tareas domésticas y, en lo posible, haciendo algún ejercicio con regularidad: andar es uno de los más completos y conviene animar a las personas mayores a hacerlo siempre que puedan; la natación también es un ejercicio muy completo ya que permite ejercitar todos los sistemas del organismo. Pero existen otras muchas actividades que pueden ayudar a mantenerse en forma como andar en bicicleta, jugar al fútbol, al baloncesto o dedicarse a la jardinería o a otras actividades al aire libre.
En el caso de las personas totalmente dependientes para su movilidad, somos las y los profesionales de apoyo quienes debemos garantizar unos niveles adecuados de movilización, programando en su planificación individual una serie de movilizaciones regulares, así como programas específicos de fisioterapia y de terapia ocupacional.
También son fundamentales las salidas al exterior que, aunque no supongan una movilización física, permiten estar al aire libre y relacionarse con otras personas y otras realidades.