Algunas personas mayores necesitan, por muy diversas causas, la ayuda del personal para poder desplazarse o moverse. Para prestar ese apoyo es indispensable que las y los profesionales de apoyo, en particular los de atención directa, aprendan técnicas de movilización y las practique con regularidad, con el fin de garantizar la adecuación, la eficacia y la seguridad de los movimientos, así como su higiene postural. Es importante controlar la postura que uno adopta en cada momento y moverse de forma que se minimice la presión que se impone al cuerpo para limitar el riesgo de lesiones, tanto para el personal de apoyo como para la persona a la que se moviliza. Las malas posturas pueden convertirse en hábitos y si se repiten a menudo acaban pareciendo cómodas, haciéndose más difícil detectar el riesgo de lesión.
Es más probable sufrir una lesión en los siguientes casos:
No existe un único método para movilizar a otra persona y, de hecho, lo más adecuado es aprender diferentes técnicas entre las que se podrá optar en función de las circunstancias particulares del caso. Con todo, existen algunos elementos esenciales que siempre deben tenerse en cuenta, tanto cuando se trata de ayudar a una persona a levantarse como a volverse a sentar o tumbar en la cama. Estos principios básicos también deben aplicarse cuando se ayuda a una persona a transferirse o cuando se empuja una silla con mucho peso o se tira de ella. Son los siguientes:
Estos cinco principios, que son extremadamente sencillos de cumplir, presentan claras ventajas: